Las necesidades de calefacción en los edificios dependen de múltiples variables entre las que pueden mencionarse:
1.- La relación entre el volumen del edificio y el desarrollo de su superficie externa.
2.- Los materiales de construcción.
3.- La cantidad de superficies vidriadas.
4.- La orientación con respecto al sol.
5.- La cantidad de ocupantes por unidad de superficie.
6.- Las fuentes de calor distintas a las de calefacción (maquinaria, cocinas, iluminación, etc.)
7.- Las condiciones de aislamiento térmico.
8.- La cantidad de renovaciones de aire externo.
9.- El mantenimiento del edificio.
10.- Los colores y la textura de las superficies externas.
A partir de estas variables puede calcularse la cantidad de calor en kcal que el edificio pierde hacia la atmósfera y el terreno, lo cual depende de la temperatura absoluta de esos dos medios.
La calefacción eléctrica puede realizarse por dos métodos:
1.- Resistores:
Estufas con resistores incandescentes.
Estufas con resistores embebidos en lana de roca prensada (paneles calefactores).
Estufas con calentamiento de líquidos por resistores (estufas de aceite).
Radiadores de agua caliente donde el agua es calentada por resistores.
Equipos de aire acondicionado frío/calor donde el calor es suministrado por resistores en forma exclusiva.
2.- Bomba de calor:
Equipos de aire acondicionado frío/calor donde el calor es suministrado por el método de la bomba de calor. Radiadores de agua caliente donde el agua es calentada por bombas de calor.
Dependiendo de las características constructivas de la bomba de calor se pueden lograr distintos rendimientos globales, pero puede decirse que una bomba de calor consume como máximo un tercio de la energía eléctrica que la que consume un resistor para calentar el mismo ambiente.
Un punto muy importante a tener en cuenta es que no existen calefactores a resistores con mayor rendimiento. El calefactor a resistores siempre tiene un rendimiento del 100%, o sea que la conversión de energía eléctrica en calor es total. Por lo tanto es falso que existan calefactores a resistencia “ecológicos” o “que ahorran consumo”, no hay forma de ahorrar consumo con un resistor.
Sí lo hay, en cambio, por el método de la bomba de calor, donde lo que se hace, justamente es quitarle calor al ambiente (enfriarlo más) e introducirlo en el volumen a calefaccionar; para hacer esto se requiere una cantidad de energía eléctrica de alrededor de 1/3 o 1/4 de la necesaria para alimentar un resistor que nos entregue la misma cantidad de calor.
Haciendo una comparación coloquial, el resistor debe “fabricar” el calor, en tanto que la bomba de calor solamente debe “mover” el calor desde afuera hacia adentro.
Otro punto importante es que, cuando se proyecta un edificio, es más fácil tomar los recaudos para que la cantidad de calor que se pierda sea la menor posible, no es lo mismo cuando se trata de calefaccionar edificios existentes donde por construcción, modificaciones o falta de mantenimiento la cantidad de calor perdida hacia la atmósfera y el terreno puedan haber aumentado.
Nota: Las anteriores consideraciones son válidas cuando ya se ha decidido la calefacción por medios eléctricos, no incluyen la comparación con otro tipo de sistemas de calefacción, consideraciones ecológicas o tarifarias y reducen el sistema estudiado al edificio, sin tener en cuenta la influencia del tipo y rendimiento de las centrales eléctricas ni de las redes de distribución de energía.